Pequeñas historias de un reino que dicen que existió por estos valles cuando los osos cazaban a los reyes en justa represalia a sus ballestas y que, tras largos y gloriosos años de rencillas cazurras entre hermanos, cuchilladas certeras entre abades y mordidas entre dientes se ha ido acurrucando entre aquello que queda de dos ríos y donde sueña, todavía, agitando enfebrecido la bandera, algún caudillo.